(Extracto tomado de “Gestión del Cambio para el Alma” por Nancy Moelk, que pronto estará disponible en Amazon.com)

Hace muchos años, leí “El Conde de Montecristo”, una historia clásica de elaborada venganza escrita por Alejandro Dumas. Hacia el final de la novela, el conde ha castigado de manera efectiva a todos los que le lastimaron.  Algunos están muertos, algunos están en ruinas, algunos son abandonados por él. El tema apela a nuestra demanda de justicia, ya que esta línea dramática se repite a menudo en otros libros y películas. De manera inmediata, este libro se volvió uno de mis favoritos, ¡no era de extrañar! Hacer que mis creencias en esta área se dirijan hacia la manera de pensar de Dios al respecto ha sido un proceso.

Como había disfrutado tanto el libro, en el 2002, me fui sola a ver una versión de la película del Conde de Montecristo. Pero al final de la película, el director había modificado la historia y el conde perdonaba a su ex novia. Fue una sorpresa para mí, ya que conocía la versión original. Pero de repente, sentí la presencia de Dios en la sala de cine y vi la belleza y la satisfacción del perdón. Comencé a llorar suavemente y a susurrar una y otra vez: “Perdonar es mejor. El perdón es un mejor camino”. Y en ese momento entendí más profundamente que nunca antes, de dónde viene Dios cuando tomó la decisión de hacer posible el perdón. ¡Vi por qué la misericordia triunfa sobre la justicia!